jueves, 24 de enero de 2008
HISTORIA DE PASTELERÍA LAS CARMONA
Al correr de 1908 en Guayacán, localidad ubicada, en esos años, al Sureste de Coquimbo, vive un matrimonio y sus nueve hijos. De todos ellos un varón, el menor; criado junto a sus ocho hermanas.
SEGUNDO, por su corta edad, se va a transformar en especta-
dor de los acontecimientos que luego van a dar origen a una “tradición”, que al pasar de los años, marcará un sello de éste puerto que se encarama sobre los cerros; Coquimbo y Las Carmona.
JOSEFINA y ESTEBAN, tienen una modesta panadería en el pueblo de Guayacán, ello les permite criar y educar a sus hijos.
Tanto las mujeres como Segundo, desde sus primeros días, se van impregnando de ese olor a masa, hecha de madrugada, con sacrificios... con amor.
Quizá, allí se gesta en las hermanas, ese maravilloso Don de poner en las masas el sabor inconfundible, que marcará el gusto de miles de paladares, que de generación en generación han transmitido a sus hijos.
Pero esas habilidades adquiridas por MARTA, JOSEFINA, ADRIANA, MERCEDES, TRANSITO y MARIA CRISTINA, al calor del horno, se van a poner a prueba, luego que un asalto en casa, deja a la familia Carmona-Chávez en la calle.
Difícil momento para los padres que ven el esfuerzo de años, irse así... de pronto ... sin aviso...
Josefina madre, mujer fuerte y de carácter, manda a sus hijas a Coquimbo a instalar un local, en donde poder vender dulces. De alguna forma deben recuperar lo perdido.
María Cristina Carmona, la menor de las hermanas comanda el grupo.
Muchas puertas se han de golpear para tratar de lograr un arriendo; por ser mujeres, todos se ponen a buen resguardo.
María Cristina debe pedir a un conocido de la familia, que le arriende un local, sólo así se instalan frente a la plaza de Armas.
Allí se inicia esta deliciosa tradición de los pasteles de “Las Carmona”, mujeres dedicadas al trabajo duro, alejadas del mundo social, pero el cual reconocía en ellas la calidad de sus productos, por lo que, ante todo evento importante realizado en el puerto, la mesa tenía que estar coronada por algún producto de ellas.
Es así como sus pasteles, empanadas, tortas y pan, se ofrendan a los visitantes ilustres como muestra de afecto y respeto a su cargo.
Comentada es la fiesta de celebración realizada en honor del entonces Presidente de la República, Don Gabriel González Videla, el cual pide expresamente, que sean las Hermanas Carmona las que se encarguen de la comida.
Se cuenta que dio que hablar, ya que en un instante de éxtasis culinario, las hermanas derrocharon habilidades y gustos que dejaron en los paladares de los comensales, huellas hasta el día de hoy, ni el tiempo ha logrado borrar.
Aquellos que tienen en suerte, vivir para contar, han de recordar, las Duquesas, fina masa rellena con crema pastelera y bañadas en fino almíbar, las mil hojas, mantecados, tortas Catalanas, empolvados, manjar con nuez y las incomparables “ollitas”... las más viajeras. E.E.U.U., Francia, Sud Africa, Brasil, Argentina, Japón etc., son algunos de los lugares a los que han llegado estos pequeños recipientes de masa, en cuyo interior se guardan junto con el flan de leche, años de tradición... debe ser por eso que no nos podemos resistir a su encanto.
El lunes 27 de Febrero de 1989, un incendio marca el inicio de un nuevo camino que tendrá que tomar ésta familia.
El segundo piso es destruido completamente por el fuego iniciado por un alcohólico, quien dentro de su estado, nunca supo que era el instrumento para guiar el afianzamiento de ésta tradición Coquimbana.
María Cristina Carmona, inicia, quizá ese día, el retiro a tantos y tantos años de sacrificios, de logros y satisfacciones, de sueños cumplidos y tantos incumplidos... el 20 de Agosto 1991 se marchó... en silencio, trabajando... como todos los días teniendo en su mente a sus hijas María Cecilia, María Cristina y a Inés, esa sobrina fiel que seguiría al lado de quien hoy continúa con la tradición.
María Cristina Contreras se resiste a terminar con éste patrimonio y decide darle un lugar merecido a la pastelería.
Una gran inversión, muchas noches de dudas se han visto coronadas con un nuevo local, propio y único, en el cual se han guardado las antiguas recetas, mantenidas inalterables y que son degustadas por paladares que entienden que el costo, corresponde a la facturación artesanal y a los productos de primera calidad utilizados en su confección.
Garriga 562... una dirección que con el pasar del tiempo será memorizada por todos aquellos que han tenido en suerte, poner entre sus labios el producto del amor a la tradición pastelera.
Que está lejos... que el barrio... que tengo que caminar... comentarios que se hace al entrar al nuevo local, para luego ser borrados por el secreto placer de llevar entre sus manos, ese cómplice sabor que sólo les entregan “Las Carmona”.
Visitar el puerto de Coquimbo y no servirse un pastel de Las Carmona, es no haberle visitado.
La casita de Calle Garriga guarda en su interior, la calidez de nobles maderas, recuerdos de los primeros utensilios usados para la confección, tanto de helados como de pasteles... los frascos de pastillas, que al mirarlos nos trasladan, necesariamente al pasado... un pasado al cual podemos llegar sentados a la mesa mirando el entorno y escuchando... sí, escuchando las voces de aquellas mujeres que, estén donde estén, siguen trabajando... incansablemente para sacar del horno, ese pastel que degustará, no pudiendo dejar de sentir que el tiempo se detuvo... para que lo viva junto a Las Carmona.
En su momento, Segundo siguió la escuela de sus padres continuando la panadería, hoy acompaña a todas sus hermanas.
María Cristina, le invita a vivir junto a ella, ésta hermosa aventura iniciada hace noventa y un años y que está allí... a pocos pasos de Usted... Garriga 562 Coquimbo.
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1 comentario:
Que linda historia, un ejemplo a seguir por aquellos que se dicen llamar emprendedores.
Hoy son un éxito pero detrás hay un mundo de esfuerzo sacrificio y lágrimas, Mis felicitaciones a Las Carmonas.
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